martes, diciembre 30, 2008

ANILLO SOLIDARIO CONTRA LA MASACRE DE GAZA


Alicia, de Lápices para la Paz, realizó el siguiente comunicado para el Anillo Solidario del cual Maquilas que Matan forma parte:

Ante las masacres sucedidas en la Franja de Gaza que estamos contemplando con horror en estos últimos días que han traído como consecuencia la muerte de más de 300 civiles y un millar de heridos,
El Anillo Solidario de Blogs queremos denunciar mediante este comunicado las atrocidades que el gobierno de Israel está cometiendo contra la población palestina de Gaza:
La Franja de Gaza se encuentra sitiada y la aviación y la artillería israelí una de las más potentes del mundo sigue masacrando a la población. Un millón y medio de civiles son prisioneros del Ejército Israelí y están siendo privados de alimentos básicos, combustible y electricidad.
Todos los hospitales están saturados de heridos, se encuentran sin medicinas ni capacidad para tratarlos. Muchos de los heridos perecen en los pasillos del hospital. Asistimos a crímenes contra la humanidad y a una violación sistemática de los Derechos Humanos.
No hay ninguna justificación ante esta barbarie desproporcionada, cruel e infame por parte de Israel, que viola deliberadamente todas las Leyes Internacionales, las resoluciones de la Convención de Ginebra de 1949, que defiende los derechos de los ciudadanos civiles en tiempos de guerra.
Consideramos que esta no es la vía para alcanzar la paz, sino de generar mayor odio y violencia entre los pueblos.
Reclamamos a la Comunidad Internacional que exija a Israel el fin de toda violencia, cumpla todas las resoluciones de la ONU, del Consejo de Seguridad entre otros y sea sancionado por violar sistemáticamente los Derechos Humanos y el Derecho Humanitario Internacional ante el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya, principal órgano judicial de la Organización de Naciones Unidas.
Por todos estos motivos y ante el silencio vergonzoso de La Comunidad Internacional y demás organismos competentes pedimos la movilización de la blogosfera para que actúe sumándoos a este comunicado en vuestras bitácoras.

Por una Paz con justicia para el pueblo palestino.

¡No más muertes, no más terror en la Franja de Gaza!.

domingo, diciembre 28, 2008

2009 y la Maquila

Vivimos el esplendor de la industria maquiladora, un sub-producto de la globalización, poco más de un par de décadas como si hubiéramos estado bajo los efectos de una buena dosis de drogas psicoquímicas — como las que la imaginería de Stainslaw Lem desplegó en el Congreso de Futurología, la obra de ciencia ficción que publicó en 1971 — sin saber que nos permitió aparentar vivir todo ese tiempo bajo un estado de bienestar general ocasionado por el éxito de las empresas de firmas afincadas en el extranjero. Casi de la misma forma que la sociedad controlada por psicotrópicos como el “hedonidol”, el “felicitol” y la “benefactorina” falsificaban el mundo de Ijon Tichy, el protagonista de la novela de Lem. En esa divertida e irónica historia, cuando Tichy ingiere los anti-psiquímicos ilegales en su afán por desvelar lo real de lo ilusorio, descubre horrorizado la realidad que lo rodea, antes deformada por el camuflaje y el engaño.

Los trabajadores de la maquiladora y la sociedad que hasta ahora vivimos de ella no hemos tenido que tomar ninguna droga para descubrir la fragilidad de los cimientos de la bienaventuranza económica de esta industria. El 30% de las maquiladoras en Ciudad Juárez manufacturan partes automotrices para las gigantes firmas ahora en franca quiebra en todo el mundo, y junto con éstas, las demás están condenadas a sufrir los estragos de una recesión que no acabamos de comprender, pero que ya cobró unos 40,000 empleos en esta ciudad y tiene en suspenso miles de trabajadores que han firmado convenios por jornadas laborales – y salarios — reducidos. El futuro es incierto para los cientos de otras empresas no-automotrices que conjeturan o sufren ya importantes reducciones en la producción debido a la cautela de los consumidores. Las maquiladoras reaccionan como los tentáculos de un gigantesco pulpo cuya fuerza vital languidece a miles de kilómetros, quedarán inertes antes que la cabeza. Y nadie tiene aquí, tal vez ni allá, la solución para reanimarlo. Con estos augurios el 2009 pinta muy mal para la industria maquiladora de todo el país. Las noticias dicen que la crisis que estamos sufriendo es la peor desde la Segunda Guerra Mundial. Si esto es verdad, la realidad eclipsada que nos hizo creer la globalización, se difuminará como al despertar de una alucinación.


“Váyase al parque de Atracciones, me soltó el profesor al levantarse de su silla. Si desea alguna realidad desagradable, no tiene más que subirse en el tiovivo más grande y cuando alcance toda la velocidad, con unas tijeras hace un agujero en la pantalla de la cabina. Esa pantalla es necesaria precisamente porque durante la rotación de las fantasmagorías con las que el maskón eclipsa la realidad se confunden, como si la fuerza centrífuga apartara las ojeras… Entonces verá lo que asoma fuera de las hermosas ilusiones…”


Stanislaw Lem, Congreso de Futurología, Alianza Editorial, Madrid, 1988



jueves, agosto 28, 2008

LLORAR A UN PERRO



En estos días no sabe una si conmoverse o despotricar contra la ineptitud y la impotencia por la ola violenta que nos amarga el día desde que te levantas y lees las noticias del periódico o las escuchas en la radio. Asesinatos a mansalva, sicarios con las caras cubiertas, pelotones de militares lanzando brutalidad en las miradas mientras apuntan peligrosamente sus armas a cualquiera que tenga el suficiente atrevimiento de retarlos. Fotografías a todo color con teleobjetivo de seres humanos destrozados por la metralla, de seres humanos que mueren hincados, amordazados, con los dedos o hasta la cabeza cortadas. Riesgos laborales de los narcotraficantes que terminan en tragedias. Diarios que repiten día a día las noticias de hace varios meses, ennegreciendo la cordura de los que tratamos de vivir una vida tranquila. Imágenes terribles que los niños recordarán para siempre. Esto es Juárez. En guerra están los señores de los cárteles de la droga. Queman negocios, asesinan empresarios y policías, imprimen sus asquerosas amenazas en mantas que cuelgan de las principales calles. El asco nos invade. Y los cristianos rezan. Y las maquiladoras siguen levantándose de madrugada para ir a trabajar y los enamorados seguirán haciendo el amor.


Ayer vi nuevamente las noticias y dijeron los “ejecutados” del día. No pude evitar pensar automáticamente a cuánto aumentaba la cifra de asesinatos del año en Juárez, unos ochocientos cincuenta. Como cada día, vamos contando los muertos como mi abuelita contaba las cuentas de su rosario interminable, día y noche. Pero una noticia insignificante me conmovió y me hizo pensar que tal vez no todo está perdido. En una colonia pobre de la periferia un grupo de vecinos velaba un perro. Un perro de nadie, un perro de la calle que llegó a ganarse su cariño. Que todos querían porque los acompañaba si salían solos a tomar el autobús, igual que lo hace un amigo que te estima. Era un perro que jugaba con los niños y defendía con sus gruñidos y ladridos si algún extraño entraba al empobrecido vecindario. Le tenían flores y estaban las mujeres, los hombres y los niños con las caras compungidas rindiéndole sus respetos. Y al entrevistar el noticiario a un hombre viejo, no el dueño, porque él era de todos y todos eran de él, el que le daba de comer, se le quebró la voz al recordarlo. De ahí que, en este lugar donde falta tanta ternura, ver a esta gente llorar a un perro ha sido lo mejor de mi día.

domingo, agosto 17, 2008

EL DOCUMENTAL BAJO JUÁREZ SE PROYECTA EN SEPTIEMBRE


Luego de siete años de trabajar con la asociación "Nuestras hijas de regreso a casa", que brinda apoyo a familiares de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez, la actriz mexicana Vanessa Bauche estrenará en septiembre el documental "Bajo Juárez", en el cual participó como productora.
Malú García Andrade, hermana de Liliana Alejandra García Andrade, una de las jóvenes asesinadas brutalmente en febrero del 2001, me envió el trailer documental de la película que intenta despertar las conciencias y repudiar la impunidad en torno a los asesinatos de cerca de 400 mujeres en Ciudad Juárez de 1993 a 2005. Reconocidos actores y periodistas como Cecilia Suárez, Héctor Bonilla, Eugenia León, Carmen Aristegui y Roberto Sosa articipan en este trailer oficial producido y dirigido inicialmente por la cineasta Alejandra Sánchez, que nos habla de la corrupción, negligencia e impunidad que rodea a los feminicidios en Juárez.
La cinta, que yo vi en una proyección especial el año pasado, presenta el doloroso viacrucis de las familias que intentan en vano encontrar justicia ante la negligencia de las autoridades y desvela lo que a lo largo de todos estos años las conclusiones que una sociedad crítica formada por organizaciones no gubernamentales, periodistas y las mismas familias de las mujeres asesinadas han establecido: el vínculo entre empresarios poderosos, el gobierno y las autoridades, así como la creación de chivos expiatorios. Además desmiente la versión oficial de que los casos están resueltos y los culpables en la cárcel.
Marilú, hermana de Lilia Alejandra, ahora una valiente activista de la organización Nuestras Hijas de Regreso a Casa nos recuerda la responsabilidad que tenemos todos:

"...Lo vergonzoso, dijo, "es que nosotros permitamos que siga esa impunidad".

"¿Qué necesitamos? ¿que maten a uno de cada familia? ¡No hay que esperar eso para exigir!"

Si lo permitimos, dijo, más vale aguantarse: "Llora, grita y sigue enterrando a tus mujeres".

Clica aquí para ver el trailer y si estás en Juárez, no dejes de ver esta película documental.

jueves, mayo 22, 2008

JUÁREZ ESTÁ ROTA

"Alma Rota" de Miguel Reyes

Peter Stillman, el demente personaje de Paul Auster en Ciudad de Cristal”, encontró una correlación entre el lenguaje y el mundo material y creía que el lenguaje debía ser reinventado porque “nuestras palabras ya no se corresponden con el mundo... se han partido, se han hecho pedazos, han caído en el caos...Un paraguas no sólo es una cosa, es una cosa que cumple una función, en otras palabras, expresa la voluntad del hombre”. “Cuando uno se pone a pensar en ello, todos los objetos son semejantes al paraguas, en el sentido de que cumplen una función. Ahora, mi pregunta es la siguiente: ¿qué sucede cuando una cosa ya no cumple su función? ¿Sigue siendo la misma cosa o se ha convertido en otra? Cuando arrancas la tela del paraguas, ¿el paraguas sigue siendo un paraguas? Abres los radios, te los pones sobre la cabeza, caminas bajo la lluvia, y te empapas. ¿Es posible seguir llamando a ese objeto un paraguas? En general, la gente lo hace. Como máximo, dirán que está roto. Puesto que ya no cumple su función, el paraguas ha dejado de ser un paraguas. Puede que se parezca a un paraguas, pero ahora se ha convertido en otra cosa”.

La palabra Juárez, nombre de esta ciudad fronteriza de trescientos cincuenta años, está rota en estos días. Como el ejemplo del paraguas de Stillman, su gente está rota, los pensamientos de sus habitantes están rotos, el caos reina y todos sentimos que estamos perdidos. Si Juárez no estuviera rota, si lo que representa realmente la palabra Juárez estuviera completo, Juárez sería ese lugar donde confluyen dos culturas que se esfuerzan por coincidir; sería símbolo del más rico intercambio comercial de México; sería el modelo de gente trabajadora de las maquiladoras; el último asidero donde miles se aferran a un sueño de esperanza antes de partir al norte... y para los que nacieron aquí, el lugar amado que se echa de menos cuando se marcha y que al regresar, hace que algo dentro brinque de alegría.

Pero a Juárez nos la han hecho pedazos que están esparcidos entre todos sus muertos y sus muertas, en la vida que ya no tienen porque les fue arrancada con fiereza, en las lágrimas que escurren de sus deudos, en el horror que vivimos los que quedamos vivos. A Juárez la están rompiendo exterminadores salvajes que van repartiendo la muerte en sus calles como si fueran regalos del infierno.

Habrá que arrebatarles Juárez a los depredadores. Reinventar la palabra, ponerle otro nombre para que pueda cumplir de nuevo su función.

Peter Stillman no quiso revelarle a Paul Auster el secreto de cómo hacer para saber la palabra nueva, la reinventada. Nosotros tampoco hemos podido saber cómo reinventar a Juárez, pero hay que curarla y seguir nombrándola Juárez para que vuelva a ser, como a un paraguas roto al que hay que remendar para seguir llamándole humildemente paraguas”.

sábado, mayo 10, 2008

LA CAJA DE LAS ESTRELLAS

Dedicado a Beverly Contreras

Felipe viene bajando la montaña de la mano de su madre. Ella, a pesar de estar ya muy avanzado su embarazo, serpentea con ligereza por un sendero pedregoso muy angosto. La delgada suela de los huaraches no perturba el paso de sus pies tatemados por el sol, duros, acostumbrados desde que son pies a subir y bajar los riscos de la Alta Tarahumara. Sólo de vez en cuando se detiene un poco cuando Felipe resbala para mirarlo con reproche. No es de indios rarámuris, los de los pies alados, tropezar en sus montañas.

Llevan ya dos horas bajando la barranca. Es el tiempo en que vienen los chabochis y compran sus artesanías. La madre de Felipe intuye que pronto nacerá su hijo y no le vendrá mal algo de dinero, por eso lleva cestas para vender tejidas allá en lo alto. De esas que caben una dentro de otra hasta completar cinco o seis, como Matrioshkas que usan para las tortillas, las semillas y los chiles secos. Felipe lleva atadas al cinto varias flautas de carrizo que le amarró su madre a la faja con un mecate. Es la primera vez que baja a vender a los chabochis, pues es pequeño todavía y llevarlo siempre a Creel, el pueblo más grande de la sierra, sería un estorbo más que una ayuda. Más de dos horas para bajar a paso breve se hacían casi tres con Felipe, luego había que volver y la empinada subida era más pesada todavía.

Para Felipe la bajada es toda una novedad. Desde allá arriba, de día, sólo alcanza a imaginar trozos de lo que esconde la inmensidad del paisaje de roca, que muestra al sol sus desnudeces detrás de la vegetación perfiladas contra un fondo muy azul, como una mujer que mostrara sus carnes sobresaliendo de un ligero vestido verde. Abajo alcanza a ver el empequeñecido río que corre abajo, muy abajo; pero de noche, la negrura desaparece el paisaje y entonces el misterio de las estrellas y la luna lo fascinan.

Acá abajo sin embargo, uno se fija más en la gente y en las cosas, deja de sentirse tan chiquito, y puede que por mirar a la gente, se olvide de mirar a las estrellas, como lo hace Felipe cada noche de verano acostado en el petate afuera del jacal, cuando juega a coger estrellas. Alza los brazos y junta las manitas ahuecándolas hasta atrapar la más brillante, y si la estrella es suficientemente grande, los destellos le salen entre los dedos como si la hubiera atrapado realmente. Luego simula que mete cada una debajo del petate. Así se va quedando dormido atesorando estrellas que ya no están por la mañana.

Es tarde ya cuando llegan a Creel y sólo han comido pinole en el camino, pero cuando la mujer ve que hay camiones con turistas estacionándose junto a un hotel, jala a Felipe y aprieta el paso para estar en la puerta del camión cuando bajen. A pesar de la larga caminata no había expresión de cansancio en los rostros de los dos indios rarámuris, ese cambio de semblante como sufrido que tenemos los demás cuando estamos físicamente agotados, sino un rictus acuñado de eterna desventura. Le desata las flautas de carrizo a Felipe y le pide que las ofrezca. Ella alista sus cestas con la esperanza de que le compren alguna. Los turistas empiezan a bajar y lo primero que ven es a Felipe y a su madre.

Con el silencio milenario de sus genes, Felipe mira a todos fascinado y su madre parece suplicar con la mirada, no habla.

—¡Mira, unos tarahumaras de verdad! —dice una turista adolescente a su amiga del grupo.

—¡Ay, sí! ¡Qué grandioso! Yo no sé qué les ven. Si hubiéramos ido a Mazatlán, ahorita ya me estaría metiendo a la playa.

—¿Ya están todos abajo? —dice la líder del grupo—. Vamos a registrarnos al hotel para luego refrescarnos un poco y luego saldremos a dar una vuelta antes de buscar un lugar para cenar.

—Iremos ya a las Barrancas?

—No, ya es tarde y se nos haría de noche. Es peligroso subir hasta de día, imagínate de noche. ¡Nos matamos!

Mientras se encaminan al hotel, Felipe y su madre los siguen impasibles sin dejar de ofrecerles sus artesanías.

—Mira, estos indios nos están siguiendo, vamos a comprarles algo para quitárnoslos de encima— comenta una mujer.

—Ay, no, estoy tan cansada después de tantas horas en el camión, que ahora lo que quiero es llegar al hotel y darme una ducha rápida. No olvides que hay que buscar algún lugar decente donde cenar.

El grupo es grande y entran todos al hotel. Felipe y su madre se sientan afuera a esperarlos. No les queda más remedio que comer más maíz tostado y molido con azúcar y canela. Todos los rarámuris comen pinole para aguantar las largas andaduras en las Barrancas del Cobre y porque es bueno para engañar el hambre.

Un buen rato después el grupo sale del hotel, ya ha oscurecido. Felipe y su madre siguen allí sentados como estatuas de sal. En cuanto ven a los chabochis, se paran y tienden otra vez su mercancía hacia ellos.

—¡Mira qué indios estos tan aferrados!

—Pobres, parece que no han comido. Yo les voy a comprar algo.

—Bueno, pues yo voy a estrenar mi cámara con ellos. El niño tiene una carita muy tierna.

Mientras una de las mujeres saca el dinero para pagar unas cestas, la otra enfoca de frente al niño y dispara el obturador que activa el flash automático.

Felipe se queda cegado un momento y luego sorprendido con los ojos muy abiertos.

Cuando se marchan, Felipe no sale de su asombro y su madre lo presiona.

—¿Qué te pasa Felipe? Camina —le dice mientras ella emprende el camino de regreso. Tienen que volver muy pronto.

En lugar de seguir a su madre Felipe corre en busca de la turista que le tomó la foto y la tira de la blusa.

—¿Qué quieres?

Se queda un momento en silencio mirando la cámara.

—¿Me das una estrella?

— ¿Qué dices? ¿Una estrella?

—Sí, las que tienes en tu cajita de estrellas.

domingo, mayo 04, 2008

MAQUILADORA, PAPALOTE DE LA GLOBALIZACIÓN

La industria maquiladora en Ciudad Juárez, y en todas las ciudades donde principalmente están instaladas a lo largo de la frontera de México con Estados Unidos, se encuentra otra vez a merced de la recesión económica que golpea a Estados Unidos. Como frágil papalote echado a volar en los meses de las peores tolvaneras de primavera y con riesgo a que caiga en picada y se descuajaringue en cualquier momento. Las estadísticas hablan por ellas mismas:

Desde Octubre 2007 a Marzo 2008, se perdieron en Ciudad Juárez 12,995 empleos. (Horacio Carrasco. "Crisis e incertudumbre marcan el Día del Trabajo", en Diario de Juárez 1 de Mayo 2008)

Además, cuando menos 7 empresas, principalmente las relacionadas con la manufactura de partes automotrices, están haciendo convenios con los trabajadores para reducir las jornadas laborales. Según estos acuerdos la reducción en el salario que los trabajadores perciben varía entre el 50% y el 75%. Hasta 21,000 trabajadores están siendo afectados por estos convenios. Y no parece que la situación vaya a mejorar demasiado. Las expectativas de crecimiento para el sector maquilador por lo que resta del 2008 son nulas.

Como hemos visto en otros años, los efectos que la recesión del vecino país en la economía no sólo de la ciudad, sino en el país entero, pueden ser devastadores. Sólo hay que recordar que la maquiladora genera el 20% de los empleos y representa el 68% de las exportaciones nacionales. (El Diario. "Estará sector maquilador estancado todo el año", en Diario de Juárez 1 de Mayo 2008) Pero igual que en épocas pasadas, no hay estrategias que prevengan el desastre económico que nos espera. A nivel local, nuestros políticos se encuentran muy ocupados en tratar de erradicar el mal incurable del narcotráfico. Cualquiera puede ver que en todo caso, es una consecuencia de la miseria y falta de oportunidades. ¿Y las causas? ¿Quién está planeando medidas urgentes para los miles de trabajadores que se están quedando sin empleo, sin Seguro Social y con deudas? ¿Quién va a evitar que aumente la delincuencia y que los jóvenes se unan a las filas desahuciadas de los narcos? ¿Cómo se intentará detener la ola de migración y las muertes del desierto de los que se marchan?

Mientras México no sea capaz de generar empleos, la maquiladora volará a voluntad de los vientos de la globalización. Como papalote.


martes, abril 29, 2008

¡FELIZ CUMPLEAÑOS, RICARDO!


Cuando alguien tan querido cumple años, no puede uno dejar de decirlo a todo el mundo y felicitarlo de muchas maneras, hasta en el blog. Bueno, hasta él mismo anuncia su cumpleaños en su propio blog… Para quienes no lo conocen, aquí está Ricardo hace apenas unas pocas semanas, en un momento casi místico, no tanto por estar en Catemaco, Veracruz — pueblo de chamanes, princesas olmecas y chaneques — sino por haber terminado de probar las delicias culinarias en la cafetería de la Reserva Ecológica de Nanciyaga.

Yo lo veo muy bien a sus cuarenta y hago votos porque alargue sus años, junto a mí claro, cuando menos hasta que acabe de leer todas las bibliotecas del cómic o hasta que memorice, como Guy Montag en la novela de Bradbury, todos sus libros referenciales y los de a conocer a sus alumnos. Uff! Me parece que no sobreviviré hasta entonces…

Felicidades, mi amor.

domingo, abril 27, 2008

ENANO HUÉRFANO

Cuando Benito abrió los ojos, no se acordaba qué día era y no tenía idea de la hora en que había despertado. Mientras la lengua pastosa se movía con dificultad por su boca y reconocía el sabor amargo que deja el alcohol, recordó quién era y poco a poco fue reconstruyendo lo que le pasó el día anterior. Con el dinero que le pagaron por el tiempo extra de la semana, compró una botella de tequila, una marca barata, no quería quedarse sin dinero otra vez como cada semana.La molestia en la cabeza embotada y una urgente necesidad de ir al baño lo obligaron a levantarse de la cama.

—Todavía estoy borracho, pensó.

Siguió repasando la noche del domingo. A veces no era capaz de recordar nada con las borracheras que se ponía. Invitó a un par de amigos, a Fernando y a Jorge, sólo para escuchar música y para pasar el rato, pero uno de ellos llevó a su primo.

—Malo, se dijo cuando lo vio. Éste acostumbra armar bronca cuando se le pasan las copas. A veces hasta se mete coca y entonces ya no entiende razones.

Después de orinar largamente se lavó la cara con agua fría. Cuando se vio al espejo, vio las profundas ojeras, enrojecida la cara y la nariz, hinchada la boca y varios moretones con pequeños cortes en la cara.
Quiso tomar agua, pero se le revolvió el estómago y buscó alguna otra cosa en el refrigerador. Una cerveza, un jugo, tal vez. Pero no había nada. En la madrugada, después de que se calmó el primo de Fernando, les dio hambre y todos arrasaron con lo poco que quedaba. Más tarde se fueron haciendo eses y deteniendo a Rogelio que gritaba, insultaba y amenazaba de muerte a Benito desde la calle oscura y vacía.

—Menos mal que se largaron, nomás faltaba que se hubieran quedado aquí a curarse la cruda.

Volteó a ver el reloj de la pared. Las diez treinta y cinco.

—Ya ni para qué me presento en el trabajo. Mañana me invento algo. ¡Pinche Rogelio! Él fue el que se acabó casi solo la botella de tequila. Si no fuera porque Fernando y Jorge llevaron también un litro de ron, no habríamos alcanzado nada.
Sintió una arcada al pensar en el sabor del tequila, pero no pudo vomitar porque traía el estómago casi vacío.
Se sentó en la cama agarrándose la cabeza como si eso lo fuera a aliviar y aulló como si tuviera muchas resacas juntas.

—¡Me voy a morir!

Se levantó trastabillando para buscar aspirinas o algo para calmar el dolor de cabeza y se golpeó el tobillo derecho con la pata de la cama. Un dolor fortísimo lo hizo caer. La piel del tobillo hasta el empeine del pie estaba completamente oscurecida.

—El ron no nos duró nada y fuimos por otra botella de tequila. Cuando llegamos a la caja del super para pagar, todos se hicieron los desentendidos y yo tuve que poner la mayor parte, entonces me guardé los veinte pesos que me quedaron en el calcetín para los camiones de la semana. ¡Maldito Rogelio cabrón! Ya estaba bien loco con el tequila y la coca que traía y la agarró en mi contra. ¡Me pegó una patada como de mula rabiosa! Me tuve que defender y nos golpeamos hasta que Fernando y Jorge nos separaron.
Sin encontrar nada qué comer o beber, se tomó dos aspirinas y se acostó otra vez pero no pudo pegar los ojos en todo el día. Por la tarde el hambre lo levantó. Fue a la tienda y se gastó quince pesos de los veinte que le quedaban en un pan con salchichón y chile jalapeño. No le alcanzó para una cerveza y pidió una cocacola. Volvió a la casa y se acostó otra vez.
Al otro día Benito llegó a la maquila renqueando. Todavía olía mucho a alcohol y tenía la cara todavía un poco roja. En cuanto vio a su jefe le dijo que se había caído,

—Un accidente. Estaba ayudándole a un amigo a subir una lavadora al segundo piso; se nos zafó y me cayó en el pie, ¿sabe?

Pero no era muy bueno para contar mentiras porque ni el jefe ni sus compañeros le creyeron. Tuvo muchos problemas esa semana para trabajar. El tobillo le dolía demasiado y debía recorrer mucha distancia para llevar los materiales de un lado a otro.
No era la primera vez que faltaba un lunes, ni que llegaba con golpes en la cara. En los tres meses que llevaba en la fábrica ya había acumulado seis faltas injustificadas.

—Oiga, ¿cómo que no es justificada? No le digo que me cayó la lavadora encima y no podía ni caminar, ¿cómo quería que viniera al trabajo?

Pero él sabía que sólo un certificado de incapacidad del Seguro Social podía justificar sus faltas. Eso, o que se te hubiera muerto un pariente, pero Benito no tenía parientes en la ciudad. Una vez contó que su familia se fue yendo poco a poco a Estados Unidos de mojada. Él era el más chico y su madre murió pronto, así que anduvo rodando cuando niño hasta que tuvo edad para irse a buscar a sus hermanos.

—¿Y qué estás haciendo en una maquila de Juárez, si de aquel lado pagan muy bien por hora? Le preguntaban.

—La novia con la que vivía me denunció con la migra por celos. Así como me ve, enano y huérfano, esa chava me quería mucho.

Pero cuando otro le preguntaba lo mismo, daba una versión diferente.

—No pues es que amenacé a un tipo en una bar con una pistola. Yo estaba de ilegal y alguien le avisó a la policía, por eso me deportaron.
Benito caminaba raro, con dificultad, como los enanos, o como esos niños que dejan solitos en un rincón y nadie atiende antes de que aprendan a caminar. Lo hacen después, cuando son muy grandes. Él casi era un enano, sólo medía un metro cincuenta. Tenía el rictus de los hombres que cuando niños anduvieron en la calle, como avejentados, desacostumbrados a la alegría.

—Pero pensarás volver, ¿no? Aquí en la maquila pagan muy poquito.

—No puedo, la migra me castigó ocho años. Si vuelvo me meten a la cárcel. No importa, estoy acostumbrado a ser enano huérfano. Y además ya me está gustando Juárez.

El lunes siguiente Benito llamó a su jefe. Le dijo que lo había atropellado un autobús cuando estaba esperándolo para ir al trabajo y que estaba muy golpeado.

—¿Estás en el hospital?

—No, me devolví a la casa, pero me duelen mucho los golpes y estoy sangrando. ¿No puede enviar a alguien que me ayude?

—Llama a una ambulancia, es lo que debes hacer. Es un accidente en trayecto, tienes derecho al cien por ciento de tu salario. ¿Tienes testigos del accidente? Tal vez consigas que te crean y así no perderás tu salario si te incapacitan varios días.

—No, quedé atontado con el golpe.

—¿Pero el conductor no te ayudó? ¡Tenía que hacerlo!

—No.

A Benito el dieron una semana de incapacidad. Mientras estaba ausente su jefe decidió que cuando volviera, lo daría de baja por acumular tres faltas en menos de treinta días. Sus ausencias los lunes y sus evidentes problemas de alcoholismo influyeron para esa decisión.
Cuando Benito volvió al trabajo ya recuperado de sus lesiones por atropellamiento o por otra trifulca de borrachos, su despido estaba preparado.

—¿Qué pasó Benito? ¿Ya te corrieron? Le dijeron los compañeros que lo vieron salir de la oficina de Recursos Humanos.

—Sí, pues ni pedo. Es que me ven enano y huérfano y se aprovechan. ¡Ahí nos vemos!

Con lo poco que le dieron de indemnización, se compró una botella de tequila de esas de las caras. Lo imagino con su caminar de enano haciendo un rodeo para llegar a su casa para no encontrarse con Rogelio.

lunes, febrero 25, 2008

LA TRAICIÓN

La esposa de Guillermo está contenta. Se levantó un rato antes que Guillermo, a las cuatro y media, para prepararle los burritos que más le gustan. Las papas chillan ya en el aceite cuando Guillermo se levanta. Dalia voltea de reojo a verlo y sonríe sin decir nada. Anoche se regalaron caricias después de haber hablado con la luz apagada de sus planes. Los pobres como ellos viven al día, por eso el dinero que esperan en Diciembre será un pequeño tesoro para pagar deudas, arreglar el carro, comprar la cena de Navidad, los regalos de los niños y hasta invertir en un pequeño negocio.

Da vuelta a las papas recordando los besos que se dieron. Agrega la carne y una salsa de chile colorado que tenía del día anterior. Prueba la sal y calienta las tortillas para enrollar los burritos que Guillermo comerá al mediodía. Pensará en ella, en el cariño que les puso; en esa noche.

Guillermo silba una melodía cuando llega a la fábrica. Hace frío, pero no importa. Ese lunes les van a pagar el aguinaldo, los ahorros de todo el año, el pago de los días festivos decembrinos y algunos días de vacaciones. Además, el salario de la semana anterior trabajada.

Las luces de la fábrica están apagadas y el guardia que siempre abre la puerta no está. Las puertas están cerradas.

Guillermo pregunta con extrañeza a los pocos que han llegado. No son todavía las seis.

—¿Qué pasó? ¿Por qué está cerrado? ¿Se le pegarían las sábanas al guardia?

—No sé, pero no hay nadie, es muy raro. Voy a asomarme por la ventana de atrás.

—¿Ves algo Francisco?

Francisco baja de un brinco de la ventana.

—Sí, veo que ya nos partieron la madre Guillermo. Se llevaron la maquinaria.

—¿Qué dices? ¿Estás seguro?

Los demás trabajadores empiezan a llegar y se acercan a ver qué sucede. También se asoman y uno trata de forzar la puerta.

—¡Abran cabrones!

—¡Hey! No sólo se llevaron las máquinas sino también todos los materiales. No hay nada, sólo desorden y cajas vacías. Todo esto lo hicieron aprovechando el fin de semana, cuando no había nadie.

—¡Los muy cabrones! Hoy tenían que pagarnos, no se vale.

Una mujer empieza a llorar de coraje.

—Esto no es posible. ¿Cómo pueden hacernos esto después de tantos años de trabajo?

—Guillermo va sintiendo que una rabia le llena el pecho. Se sienta un momento en la banqueta con la cabeza baja. Intenta comprender y todo lo que puede hacer es recordar la felicidad de Dalia, que espera días buenos por venir. Las ideas se le desmoronan como terrones de adobe seco.

Nadie sabe que hacer. Lanzan condenas durísimas al viento, que se desvanecen en cuanto las voces callan y chocan contra las paredes sin hacerles daño a pesar de la intención.

—A ver, dice Guillermo. No podemos quedarnos de brazos cruzados. Está claro que la empresa huyó para no pagarnos. Nos han traicionado.

—¡Hay que conseguir el teléfono del dueño! dice alguien. Vamos a obligarlo a que nos cumpla.

—¡Se te olvida que no vive aquí, güey! Vive en Estados Unidos, y allá las leyes de aquí no lo alcanzan. ¡Qué poca madre!

—No sean pendejos, la ley nos proteje, ¿qué no? Vamos a la Junta de Conciliación a ponerle una demanda. Les va a salir cara su chingadera. Necesitamos ir todos, vamos.

Los casi cincuenta trabajadores de la empresa hablan con varios abogados de la Junta de Conciliación. Al final del día logran encontrar un abogado que los asesorará para iniciar la demanda laboral.

Desolados, Guillermo y los demás se van a casa con las manos vacías. Sus familias no entenderán lo que pasó pero sabrán que su Navidad será una de las peores.

En los pasillos de la Junta, dos abogados hablan mientras se fuman un cigarro.

—¿Viste a los trabajadores de la empresa golondrina? ¡Estaban bien emputados! llegaron en grupo y no dejaban de gritar.

—Pues con justa razón. La empresa se largó sin pagarles aguinaldo, ahorro ni vacaciones.

—¡Qué cabrones! Pobre gente, me dan lástima, yo no pienso tomar ese caso.

—¿Por qué?

—Está perdido. Sabemos que el patrón tiene muy bien armado el caso y los trabajadores van a perder. Y yo no tomo casos cuando sé de antemano que voy a perder.

—Oye, ya va a empezar la audiencia. ¿Entramos?

martes, enero 01, 2008

¿ES UNA MAQUILA UN "SWEATSHOP"?

La palabra en Inglés "sweatshop", sin traducción directa al Español, suele usarse con frecuencia, especialmente en artículos en Inglés, para referirse a cualquier empresa maquiladora, lo que puede llevar a confundir estos dos conceptos. Intentaré aclararlos aquí.

Conviene antes que nada definir “sweatshop” y maquila.

Maquila

Según la definición de la Real Academia Española:

maquila1.

(Del ár. hisp. makíla, y este del ár. clás. makīlah, cosa medida).
1. f. Porción de grano, harina o aceite que corresponde al molinero por la molienda.
2. f. Medida con que se maquila.
3. f. Medio celemín.
4. f. Hond. Medida de peso de cinco arrobas.

maquila2.

1. f. El Salv., Guat., Hond. y Méx. Producción de manufacturas textiles para su exportación.
2. f. El Salv., Guat., Hond. y Méx. Fábrica destinada a esta producción.

Maquila es el término corto de la palabra maquiladora. Estuvo originalmente asociada con el proceso de la molienda. En México, se convirtió en la palabra para otra clase de procesamiento: el ensamble de partes y componentes importados para re-exportación.

Las maquilas en México comenzaron en la frontera con Estados Unidos desde 1967. Con el apoyo del gobierno mexicano, compañías de Estados Unidos principalmente pero también de países como Francia, Japón, Alemania y más recientemente la India, establecen plantas en el lado mexicano de la frontera. A estas empresas se les permite importar componentes y materias primas libres de aranceles y re-exportar el producto terminado a Estados Unidos. En la actualidad las maquilas o maquiladoras se han extendido a muchas partes de México y Centroamérica, así como a otros países del Tercer Mundo.

El atractivo de las maquilas son los bajos salarios, la falta o laxitud de reglamentos ambientales y laborales, bajos impuestos, y pocos si no es que nulos aranceles. Los productos producidos incluyen ropa, electrónicos, auto partes, electrodomésticos, etc.

Este tipo de comercio fue posteriormente regulado por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte TLCAN conocido también por TLC o (NAFTA por sus siglas en inglés North American Free Trade Agreement o ALÉNA, del francés: "Accord de libre-échange nord-américain" ), el cual es un bloque comercial entre Canadá, Estados Unidos y México que establece una zona de libre comercio. Entró en vigor el 1 de enero de 1994. A diferencia de tratados o convenios similares (como el de la Unión Europea) no establece organismos centrales de coordinación política o social.

Sweatshop

Un “sweatshop” puede traducirse al español como un taller de explotación obrero/laboral. Este término fue acuñado en los Estados Unidos a finales de 1800 para describir la severa disciplina y el trato inhumano empleado por gerentes de factorías, con frecuencia en centros de subcontratación, para extraer (o “sweat”) tanta ganancia de la mano de obra de sus trabajadores como fuera humanamente posible.

Los empleadores de “sweatshops” o talleres de explotación obrero/laboral ignoran una o más de las leyes laborales que se refieren al pago de salario mínimo, tiempo extra, indemnización, respeto a los derechos de los trabajadores en organizarse, contratación de trabajo infantil, seguridad y salud ocupacional, etc.

Estos talleres cuyas prácticas son deplorables, especialmente en los sectores de trabajo intensivo como en confección de prendas de ropa, zapatos y juguetes, pueden ser operadas por multinacionales como Reebok, Nike, Liz Claiborne, y Mattel en Asia y Latinoamérica así como en cualquier lugar en Occidente.

¿Pero puede una maquiladora ser un “sweatshop”?

Aunque el concepto de sweatshop se refiere más a factorías abusivas (como la empresa Anvil Ensembles, que daba a sus trabajadores anfetaminas para mantenerlos despiertos por turnos de 48 a 72 horas), una maquiladora podría definirse como un sweatshop si no respetara las leyes laborales del país donde se encuentra establecida.

En Ciudad Juárez sin embargo, aunque hay frecuentes casos de maquiladoras que violan lo estipulado en las leyes laborales, y a pesar de que aun existen muchas condiciones que mejorar, la mayoría suelen cumplir con lo estipulado en la Ley Federal de Trabajo.